domingo, 24 de febrero de 2013

¿Cómo actuar si llega veinte minutos más tarde?


Hay que escuchar sus explicaciones (si las hay), pero estas no le eximen de su retraso. Los adolescentes se despistan muchas veces de la hora y otras veces intentan arañar unos minutos más con los amigos. Al día siguiente, hay que hacerle entender que todo tiene sus consecuencias. Y por tanto, en la próxima salida debe llegar antes. Si los retrasos son reiterados: no dejarle salir el fin de semana siguiente.
Si nunca respeta los horarios, llega muy tarde ¿qué hacer?Plantear nuevos retos de superación
Esa conducta se ha ido fraguando poco a poco. Los padres deben preguntarse por qué. Algunas causas pueden ser fallos de los padres. Por ejemplo: fueron cediendo por falta de fortaleza o por comodidad. El problema no se puede resolver en un día. Hay que dialogar con el hijo con argumentos y proponerle el reto de regresar poco a poco al horario inicial, ganando media hora cada noche. Si no funciona: obligarle a levantarse al día siguiente a la hora que debe para dejar libre su habitación. Si así sólo puede dormir cuatro horas, se lo pensará mejor.
¿Se puede flexibilizar el horario en alguna ocasión?Pueden existir excepciones, pero que no se conviertan en rutina.
Los horarios deben ser estables. Ante un contecimiento importante, como un cumpleaños, el horario se puede flexibilizar. Pero hay que tener mucho cuidado, porque los chavales siempre van a intentar convencernos de que cada fin de semana hay una celebración importante. Las excepciones no se deben convertir en rutina.
¿Es conveniente llamarle al móvil para saber dónde está?Los padres deben controlar a los hijos, pero ellos no deben sentirse controlados.
Los adolescentes se deben responsabilizar de llamar a los padres, por tanto hay que evitar hacerles la típica llamada de teléfono preguntando dónde están y con quién. Los chicos tienen que sentir que controlan esas nuevas experiencias. Si han llegado a la hora y en buenas condiciones durante un tiempo, tampoco es necesario fiscalizar porque sienten que no tienen libertad.
¿Debemos pedirle los teléfonos de los otros chicos y de sus padres? Sí, los adolescentes son muy vulnerables y corren riesgos.
Resulta imprescindible. No solo como medida de seguridad, sino también porque muchos intentarán dormir en casa de otro amigo, y eso hay que comprobarlo. Incluso es importante hablar con los padres de los amigos de nuestro hijo y fijar una hora de regreso a casa para todo el grupo. Los chicos siempre nos dirán que sus amigos llegan más tarde. Y es problable que sea mentira.
¿Qué debo tener en cuenta cuando salga de casa?Con quién va, a dónde y cuánto va gastar propios hijos.
Hay que ganarse su confianza. Una manera de estar tranquilos es conociendo a sus amigos, los sitios que frecuenta el grupo, saber en qué ambientes se mueven... Eso ayudará a los padres a conocer los problemas que se pueden encontrar. 
¿A qué edad comienzo a negociar el horario de llegada a casa? Sobre los 14-15 años ya están preparados.
A esa edad se les debe exigir que cumplan con una dinámica familiar y a cambio se les respeta las nuevas experiencias. Los pactos deben ser serios y claros, e incluso escribirlos en un documento, explicando las consecuencias de no cumplirlo. Así no hay lugar para ambigüedades (que hay que evitar a toda costa). Es preciso huir del pacto de última hora: no se negocia minutos antes de salir, ni cuando se esté discutiendo ni cuando haya habido un conflicto reciente que no se haya resuelto.

A cada edad, su hora

Con 14 años: La llegada debe ser a las 21,30h. En ocasiones especiales a las 23 h.
Con 16 años: Hora de llegada a las 22.30. En ocasiones especiales a la una de la madrugada.
Con 18 años: Hora de llegada a las 24 h. En ocaciones especiales, a las tres o cuatro de la madrugada.

Las claves enseñar a tu hijo a dormir en su cuarto





La noche supone un reto para los niños puesto que muchas veces, tienen miedo a la oscuridad. Pero es un aprendizaje para los peques, aprender a superar el temor a la oscuridad para que puedan dormir solos. 


Pasos a seguir

1. En primer lugar, un ritual diario de descanso previo al sueño es importante porque los niños necesitan unas rutinas. Por ello, puedes leer al niño todas las noches un cuento antes de dormir, apostando siempre por historias positivas y humanas que dulcifican los sueños infantiles. Evita cualquier historia que pueda darle miedo.
2. Pon una lámpara pequeña en la mesilla de noche y déjala encendida hasta que el niño se duerma. En los primeros días, le servirá de gran ayuda poder ver algo de luz en el cuarto.
3. Un peluche aporta seguridad y confianza a un niño, por ello, puedes dejarle que duerma en compañía de su muñeco favorito.
4. Los padres tienen que ser muy fuertes a la hora de no ceder ante los llantos del niño. No cedas, si ya habéis dado el paso de que el peque siga en su cuarto, entonces, sigue perseverando. Es importante reaccionar con indiferencia ante su llanto. Pero al principio, puedes acercarte para hablarle y calmarle.
5. Los niños imaginan fantasmas donde no los hay. Por ejemplo, siempre tienen miedo de aquello que pueda haber detrás de la cortina. En ese caso, evita las cortinas largas que llegan hasta el suelo y utiliza mejor, visillos que cubren únicamente, el margen de la ventana. Del mismo modo, puedes utilizar una cama canapé puesto que así los niños no tendrán miedo de que haya un monstruo debajo de la cama.
6. No te asustes en exceso por los llantos infantiles. En muchos casos, los niños no lloran por temor a la oscuridad sino porque no quieren despedirse de sus padres y dejar de jugar.
7. Evita que el niño vea la televisión por la noche porque esto estimula su cerebro.


Piensa en positivo, vive el día a día: el niño aprende a dormir solo a través de la experiencia porque así, se acostumbra a hacerlo. Por tanto, también tienes que darle tiempo. En caso de tener varios niños, es positivo que los dos hermanos duerman juntos en una misma habitación.

domingo, 17 de febrero de 2013

¿Qué es el miedo?




El miedo es definido como una aversión irracional hacia un peligro esperado. Cuando sentimos miedo estamos anticipando algo que va a suceder y debemos prepararnos a enfrentarlo.
El miedo es un proceso mental que predice algo amenazante en el futuro. Si siente miedo de ser abandonado por ejemplo, esto no ha sucedido y puede ser una ilusión o un hecho.
¿De dónde provienen nuestros miedos?. Los miedos se originan en la infancia, también podemos tener miedo que internalizamos de nuestros padres o miedos basados en malas experiencias de nuestro pasado.

Cómo superar los miedos

1.- El primer paso es el de identificar el miedo. ¿A que se le tiene miedo?
2.- Luego , tomar responsabilidad y reconocer que sentimos miedo
3.- Debemos buscar el origen del miedo. El miedo que sentimos proviene de una experiencia del pasado? (por ejemplo: si tenemos miedo a los perros tal vez en el pasado tuvimos una mala experiencia con un perro). La otra pregunta importante es identificar si este miedo lo han tenido alguno de nuestros padres. En el caso del ejemplo anterior la pregunta sería: Alguno de mis padres ha sentido miedo a los perros?. Este punto es importante porque muchas veces internalizamos miedos que no son nuestros.
4.- Si usted siente un miedo muy fuerte sería conveniente que consulte con un profesional. Sinó, establezca un plan para superar el miedo. Debe estar determinado a superar el miedo y tener los pasos claros para realizarlo. 
5.- Utilice alguna técnica para liberar la emoción del miedo, por ejemplo La técnica de liberación emocional y comience a practicar. Si su miedo viene de una mala experiencia de su pasado lo aconsejable es liberar ese trauma. Si en cambio proviene de sus padres u otras figuras de autoridad , tomando conciencia de que no es suyo y comprendiendo que es así por decir hereditario lo va a ayudar a liberar el miedo.
Por otra parte, los miedos y fobias infantiles es complejo y variados. Uno de los temores más comunes que presentan los niños a los pocos meses de edad es el miedo a extraños. Si no reconocen el rostro e imagen de la persona que tienen delante suelen explotar a llorar.
Este tipo de miedo es normal, pues es una respuesta emocional muy común durante la infancia. En ocasiones es muy útil para los padres que los niños se extrañen y de objetos nocivos pues los pequeños corren menos peligro cuando entienden las consecuencias de los padres.
Podríamos decir que para el niño es tan perjudicial el  excepto el miedo como la falta del mismo. Si un niño no le teme a nada se expone a peligros tales como cruzar una calle transitada, acudir a la llamada de un extraño, etc.
Por lo tanto, estos miedos y fobias infantiles pueden reflejar inseguridad. El castigar al niño que no entiende bien el motivo por el que está siendo castigado puede producirle un estado emocional de inseguridad ya que se sentirá amenazado y con ello se disminuyen sus defensas naturales.
En líneas generales, los padres que son muy temerosos tienen hijos que sufren mayor ansiedad que los hijos de padres que castiguen o limiten los juegos a los niños pero con explicaciones sobre qué hacen mal. La mayoría de los temores infantiles se producen mediante el aprendizaje por experiencias que han vivido durante la infancia.
Los terrores nocturnos o miedos infantiles también se desarrollan por experiencias traumáticas como malos tratos, accidentes, perdida de algún ser querido etc, lo que puede producir un estrés post traumático.


Conclusión
Los miedo lo paralizan y afectan todas las áreas de su vida. Hay personas que inclusive no toman decisiones por los miedos que sienten. Otros no pueden expresarse a si mismos ,ni viajar , ni disfrutar de la vida a pleno.
Muchos otros tapan los miedos con adicciones, exceso de alcohol e inclusive drogas para suprimir la emoción.
Recordemos que el miedo es una emoción saludable porque nos alerta de situaciones peligrosas. Lo importante es comenzar a reconocer si los miedos que sentimos son realmente justificados o son imaginarios. No dejemos que el miedo nos venza y empezar a enfrentarlo para poder vivir la vida que merecemos.

¿Cómo saber si está deprimido?



Estos síntomas son:



Los signos físicos de la depresión van desde trastorno del sueño a la incapacidad de tomar decisiones, los sentimientos de desesperanza y abandono también son comunes.

Reconocer los signos físicos de la depresión le ayudará a saber si usted está deprimido.




Todo el mundo se siente un poco deprimido de vez en cuando, a veces nos sentimos deprimidos sin ninguna razón en absoluto, y otras veces estamos tristes por algo específico, como la pérdida de un ser querido. Independientemente de la causa de la depresión, algunos sentimientos de tristeza, no son permanentes o debilitantes, son fácilmente desterrados con un cambio de ritmo, como un nuevo trabajo o pasatiempo.
Pero, la depresión crónica es una historia diferente. Reconocer los signos de es el primer paso en el tratamiento.

Los signos físicos de la depresión

Algunos sentimientos de tristeza duran más y son más intensos. La depresión afecta a su funcionamiento cotidiano y agota su energía y sus intereses. Todo, incluso sólo levantarse de la cama, toma un gran esfuerzo cuando se trata con la depresión. Cosas que antes disfrutaba llegan a ser tediosas y difíciles debido a la depresión.
  • Aislamiento, del trabajo, los placeres y las actividades.
  • Inquietud
  • Suspiros y gritos
  • Dificultad para levantarse de la cama
  • Disminución de las actividades y nivel de energía
  • Falta de motivación

Los sentimientos de la depresión:

  • La tristeza y la miseria son “evidentes” signos de la depresión
  • Sentirse abrumado por las tareas cotidianas (por ejemplo cocinar)
  • Entumecimiento o apatía.
  • La ansiedad, tensión, irritabilidad
  • El desamparo
  • La falta de confianza y baja autoestima
  • La decepción, el desánimo y la desesperanza
  • Pérdida de placer y disfrute

Los pensamientos en la depresión:

  • Incapacidad para tomar decisiones
  • Falta de concentración o enfoque
  • Pérdida de interés en las actividades, las personas, y la vida
  • La autocrítica, el sentimiento de culpa, auto-odio
  • El pesimismo
  • Preocupación excesiva por los problemas y los fracasos
  • Pensamientos de autolesión o suicidio

Las señales corporales de la depresión:

  • La fatiga, baja energía, el agotamiento
  • Despertarse temprano, no dormir, incluso cuando está agotado
  • Pérdida de apetito o aumento del apetito
  • Pérdida de interés sexual
Si presenta una o dos señales o comportamientos en cada categoría, entonces usted puede estar deprimido.
Si se presentan uno o dos síntomas de depresión (por ejemplo, el pesimismo o la pérdida de interés en la intimidad), entonces usted puede tratar con algo más que la depresión, tales como una enfermedad física. Un médico puede ayudarle a averiguar si usted está lidiando con la depresión.
El maltrato infantil, el dolor, el fracaso, la pérdida de un ser querido, o incluso la muerte de una mascota puede provocar sentimientos de tristeza, pero eso no significa necesariamente que usted está deprimido.
Algunas personas deprimidas se sienten peor en la mañana, y mejoran con el paso de las horas. Otros se sienten peor en la noche. Depende de su personalidad, la situación en el hogar, e incluso los medicamentos que está tomando medicamentos o las enfermedades que tiene.

Obtención de ayuda para la depresión

Las causas de la depresión son diversas y pueden causar diferentes signos. También requieren diferentes tratamientos.

sábado, 16 de febrero de 2013

MITOMANIA


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Las mentiras se pueden volver algo habitual en la vida de las personas, y puede convertirse en un trastorno de la personalidad llamado pseudología fantástica, lo que comúnmente conocemos como mitomanía, la persona que lo padece comienza a imaginarse una vida que no es la que tiene, junto con ello, una serie de acontecimientos, buscando con esto impresionar a los demás, ser admirados por la gente.
Las virtudes como la simpatía, y la espontaneidad que no pueden conseguir naturalmente. Lo que le sucede a la persona cuando los demás comienzan a descubrir que esta miente todo el tiempo es que:

  • sus palabras pierden credibilidad,
  • y aunque este diciendo la verdad no le van a creer
  • de esta manera también pierden la confianza hacia él.

Cuando alguien tiene un impulso por mentir que no se puede frenar es un síntoma de que algo no anda bien en su desarrollo Psíquico. La mitomanía no es una enfermedad en sí misma, sino que corresponde a un conjunto de síntomas.“El mitómano recurre a esta conducta continuamente sin pensar en las consecuencias, con tal de maquillar la realidad que considera inaceptable. Sabe que miente, pero por repetición, eventualmente termina creyendo sus propias mentiras y es entonces cuando la línea entre la realidad y la fantasía se torna borrosa.


Vive en un mundo irreal y utiliza la mentira para conseguir lo que quiere, miente para construir una mejor imagen de sí mismo frente a la sociedad y la mentira se convierte en algo cotidiano que no puede evitar”, señala la experta.
El sentimiento que genera a las personas que lo rodean ya sea a la familia, amigos y compañeros de trabajo es que es un extraño, alguien a quien pensaban que conocían y no, llegando al punto de hasta confundir a las demás personas y quedarse solos.
La manera de detectarlos es muy simple, ya que al final como dice el dicho “la mentira tiene patas cortas”.
Cómo reconocer a un mitómano. Tienen una serie de características que los distinguen, como por ejemplo, que es una persona convincente, manipuladora y su discurso suele ser verosímil, tiene talento histriónico y sabe actuar, no acepta fácilmente su problema, algunos tartamudean, cambian de tema constantemente y dicen diferentes versiones del mismo tema en diferentes ocasiones y a diferentes personas, explica Simó.
Además, en su discurso se mezclan indistintamente retazos de verdad con fantasías, aunque son más o menos creíbles: suelen mentir sobre su vida, su trabajo, su salud, historial médico, edad, la profesión de los padres y un sinnúmero de cosas que en realidad no deberían ser maquilladas para ser contadas.
Sin embargo, lo que muchas personas deberían saber es que la mitomanía no es inofensiva: tiene muchos efectos en el plano social: se pierde credibilidad y prestigio social.
“El mitómano es la persona a quien todos catalogan como ‘el cuenta cuentos’. A nivel familiar es visto como poco fiable y termina por perder familiares y amigos”.
Tratamiento


Es casi imposible que quien padece de mitomanía busque ayuda; generalmente es llevado a consulta por otras personas o acude a terapia por otras razones, pero mientras no se someta a una terapia, la mentira dominará su vida. Si acude a un especialista puede superar este problema y vivir en la realidad.
Niños mentirosos
Las mentiras o las alteraciones de la realidad no tienen la misma connotación en niños que en adultos. En la infancia la mentira no tiene juicio ético debido a la inmadurez del desarrollo cognitivo y emocional, ya que el razonamiento de los niños no está totalmente definido, sino hasta más o menos los diez años. Pero si las mentiras son muy frecuentes hay que preocuparse, pero es indudable que todas las mentiras de los niños hay que corregirlas y no estimularlas. Los niños viven una fantasía que no puede catalogarse como mentira y mucho menos mitomanía. Cuando un niño plantea que tiene un amigo imaginario, él cree que existe y por lo tanto no está mintiendo. En este caso hay una imaginación exacerbada que no es mitomanía, ya que se presenta en el contexto de la evolución cognitiva de la persona. El concepto mitomanía sólo se reserva a la mentira compulsiva. Es importante poder confrontar al niño para hacerle ver que la mentira no es buena.